Se trata de una obra narrativa que expone las vivencias de la niñez, adolescencia y juventud de su autor, Ramón Rivas, actual director de cultura de la Utec.
Elida Ochoa
Fotos: Alexander Morales
La Palabra Universitaria
El Museo Universitario de Antropología (MUA) de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec), fue el escenario donde se presentó el libro Lo que me contaron y viví en Ilobasco, de la autoría del investigador y antropólogo social, Ramón Rivas,
El autor, a través de este escrito literario, busca hacer un reconocimiento a la historia contemporánea, dando a conocer la identidad socio cultural que existe en aquel pintoresco poblado, muy conocido por sus artesanías de barro, dejando así un legado cultural desde su propia perspectiva.
La directora del sello Editorial Arcoíris, Beatriz Rosales, señala que la obra muestra mucha empatía, ya que a lo largo que la lectura avanza, el lector se transporta automáticamente a donde ha crecido, evocando momentos sencillos que se recuerdan con nostalgia de cuando fue niño, recordando la historia desde la perspectiva humana.
Agrega que esta obra es historia viva, en la cual se puede notar que esta escritura tiene alma y corazón, explicando la calidad de personas que habitan este lugar y de cómo algunas de ellas deciden formar un hogar con su familia.
El autor destaca que este trabajo es para el disfrute de los amantes de las historias de pueblos, ya que se trata de distintas historias redactadas en primera persona, por lo que lo considera como un libro de narrativa, un libro de recuerdos, un libro que recupera el recuerdo y lo actualiza dándole vida. “Es mi recuerdo de infancia, pero también lo que las personas dicen”, declara Rivas.
Especialmente en los escritos se encuentran los relatos de personajes históricos salvadoreños como la Siguanaba, El Cipitío, la carreta chillona, entre otras historias que eran contadas por los ancestros, esas historias que forman parte de la cultura salvadoreña que provienen de épocas precolombinas, logrando así ser transmitidas de generación en generación.
“Tome a bien escribir las experiencias de una herencia vivida y contada por mis amigos, maestros y de más personas que formaron parte de mi vida en el poblado de Ilobasco, porque nos dan identidad, es decir, la identidad cultural, el sentido de pertenencia a un pueblo, con el cual he compartido costumbres, valores, creencias a esa identidad de pueblo, identidad regional, identidad subcultural que sólo nos lo da el lugar en donde nacimos y vivimos” reflexiona el escritor.
Puntualiza que este arte narrativo es un viaje al pasado en la historia de un escritor salvadoreño, relatando los hechos que marcaron su vida y la de muchos lugareños, dejando un legado que a muchos les ha de mover fibras sensibles.