La comunidad universitaria de la Utec lamenta la partida de su fundador, su líder, su rector honorario vitalicio, un empresario con visión de desarrollo integral en pro del país que le vio nacer, crecer y desarrollarse como uno de los personajes más influyentes en el mundo académico.
La Palabra Universitaria
Vuela, grandiosa, águila vuela, hacia tu historia… reza el himno de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec) en una de sus estrofas; y es que, precisamente, ese grandioso vuelo interminable e infinito es el que ha iniciado hacia el mundo celestial el fundador, líder y rector honorario vitalicio de la institución, el doctor José Mauricio Loucel.
Lamentable ha resultado la noticia del fallecimiento de quien en vida fuera un empresario con visión de desarrollo integral en pro de la educación, la cultura, el deporte y las causas sociales en general, lo que le valió ganarse el respeto en todos los aspectos sociales de El Salvador, esos que, al enterarse de su partida, uno a uno ha ido expresando sus más sentidas palabras y plegarias por el alma del fundador de la Utec.
El doctor Loucel dedicó su vida a la educación, la cultura y el deporte; fue uno de los fundadores de la Utec en 1979 y, desde entonces, desempeñó un papel fundamental en el crecimiento y prestigio de la institución en la cual su legado como presidente fundador y rector honorario vitalicio son palpables por su compromiso con la formación integral de los estudiantes, pero, sobre todo, con la educación superior del país.
Como rector fundador y rector honorario vitalicio lideró la universidad con visión, pasión y compromiso, transformándola en un referente de la educación superior en El Salvador y de la región, tal como se establece en la misión y visión institucional.
El doctor Loucel deja un legado imborrable en la historia de El Salvador. Su incansable labor por la educación permitió a miles de jóvenes salvadoreños acceder a una educación de calidad y abrirse paso en el mundo profesional; además de su destacada trayectoria en el ámbito académico, también fue un reconocido promotor de la cultura y el deporte.
Quienes conocieron lo recuerdan como un hombre íntegro, visionario y con un profundo amor por El Salvador; su liderazgo inspirador, su compromiso con la educación y su pasión por el desarrollo del país lo convirtieron en una figura emblemática para las generaciones presentes y futuras.
Tras conocerse la noticia del fallecimiento, las muestras de dolor y respeto no se han hecho esperar; autoridades gubernamentales, rectores de universidades, representantes del sector empresarial y miembros de la comunidad educativa han expresado sus condolencias a la familia Loucel y han destacado su invaluable contribución al país.
Su muerte deja un vacío irreparable en la sociedad salvadoreña, su partida representa una gran pérdida para la educación, la cultura y el deporte del país; sin embargo, su legado seguirá inspirando a las nuevas generaciones a luchar por sus sueños y a construir un El Salvador mejor.