Cambio de carril

Wilber Corpeño
La Palabra Universitaria

Once años se dice pronto, pero en realidad encierra un viaje lleno de retos, aprendizajes y logros; y si sumamos otros siete años, alcanzamos 18, casi dos décadas dedicadas a una pasión que ha definido mi vida.

En una primera etapa, esa pasión me llevó a forjarme como profesional de las comunicaciones y en los últimos 11 años, la combinación entre el ejercicio de mi profesión y la entrega al quehacer académico ha representado no solo una vocación, sino también una convicción profunda.

Allá por 2006, la vida, con su habitual toque de imprevisibilidad, me llevó a realizar mi primer cambio de carril; sin tenerlo claro en ese momento, llegar a la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec) como estudiante de comunicaciones marcó el inicio de un camino que transformó mis sueños en logros tangibles.

Con un puñado de anhelos en el bolsillo, me adentré en un proceso de formación integral que dio frutos tanto a nivel personal como profesional; cada lección, cada reto y cada experiencia en los salones de mi alma máter contribuyeron a construir los cimientos de quien soy hoy.

Ese primer cambio de carril fue decisivo, y con el tiempo, los aprendizajes y las oportunidades se acumularon; después de 18 años de travesía, me encuentro aquí, como un profesional de las comunicaciones con experiencia en el periodismo institucional y una pasión inquebrantable por el mundo académico; pero esta historia no es de finales ni pausas; es una reflexión sobre la evolución, sobre los giros y desviaciones que nos enriquecen y nos redefinen.

Creo firmemente que la vida no se compone de ciclos cerrados ni etapas delimitadas; en lugar de ello, la veo como una máquina multifacética que avanza por diversos carriles hacia destinos cambiantes. Cada carril representa decisiones, oportunidades y desafíos únicos, y somos nosotros quienes elegimos el rumbo a seguir; las circunstancias y las aspiraciones nos llevan a realizar ajustes en el trayecto, a explorar nuevos caminos y a reinventarnos constantemente.

Hoy, esas mismas convicciones me impulsan a tomar una decisión importante; y aclaro, este no es un alto en el camino, ni mucho menos un adiós; es simplemente un cambio de carril, pues debemos entender que, cada nuevo rumbo trae consigo la promesa de aprendizajes renovados, de aventuras emocionantes y de contribuciones significativas, por lo tanto, al igual que en 2006, miro hacia adelante con la misma determinación y entusiasmo que me han acompañado hasta ahora.

La vida, en su esencia, es un viaje apasionante lleno de transiciones, en el que cambiar de carril no implica abandonar un destino, sino redescubrirlo desde una perspectiva diferente; y así, continúa mi recorrido, con el firme compromiso de seguir construyendo, aprendiendo y creciendo en este apasionante camino que llamamos vida.

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