“El padre ideal es aquel que se entrega a su familia incondicionalmente”

Wilber Corpeño
Fotos: Alexander Morales
La Palabra Universitaria

Amor incondicional, apoyo, comunicación abierta, paciencia, respeto, presencia, ser un buen modelo para seguir, flexibilidad, equilibrio, humildad, sentido del humor… y una interminable lista de cualidades pueden enumerarse al querer, o al menos intentar, describir al papá ideal, ese que, desde luego, se empieza a formar desde aquel momento que recibe por vez primera la noticia de que será padre.

Modelos para seguir, o quizá, que admirar en la sociedad hay muchos, uno de ellos, al menos desde mi perspectiva personal y a lo mejor para otros más, es el ingeniero Genaro Hernández, quien desde que le conozco ha demostrado ser un excelente y entregado profesional de la docencia; tanto como lo es, en su rol como padre de familia.

Para el connotado profesor del área de matemáticas de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec), un padre ideal es aquel que es capaz de mantener a su familia, de entregarse a sus hijos incondicionalmente, proveyendo amor, recursos y todos los menesteres indispensables para el desarrollo.

La mejor etapa de los hijos dice el cariñoso y entregado padre, es cuando son pequeños, porque se disfruta de todas las ocurrencias, de sus travesuras y, sobre todo, de su proceso de aprendizaje y adaptación social, que inicia desde casa.

“Realmente la mejor etapa es cuando son chiquitos, cuando están pequeños, que uno puede controlar sus acciones. Ya cuando están grandes se le descarrilan a uno y tiene que ejercer otro tipo de control, aunque en mi caso no fue así, mis hijos siempre fueron obedientes”, dice entre risas.

Genaro Hernández dice que cuando llega el primer hijo es la mejor sensación que se puede experimentar, y desde luego que el nacimiento de cada uno queda grabado en la memoria para siempre, son momentos mágicos, únicos que nunca se olvidan.

“Mi primer hijo nació el 31 de julio de 1989, eran los inicios de las fiestas agostinas en San Salvador. Recuerdo muy bien cada momento, desde que mi esposa me dijo que empezaba a sentir los primeros síntomas”, recuerda Hernández con evidente nostalgia.

El día siguiente del ingreso fue al hospital a consultar, ya había nacido mi hijo. Mi primera reacción natural fue preguntar por el bebé e ir corriendo a verlo; hasta el final fui a la cama de mi esposa y le pregunté cómo se sentía. Lo primero, mi mayor deseo en ese momento era saber primero cómo estaba mi hijo”, dice entre risas.

Genaro Hernández lamenta los casos en que los padres no se responsabilizan de los hijos que engendran, por lo que aconseja que hay que tener ese sentido de responsabilidad, aunque existan muchísimos obstáculos con los que una familia se enfrenta diariamente, valorar lo más importante que son los hijos y, con base en ello, trabajar y tratar de salir adelante.

“El consejo más simple que puedo dar es que formar una familia es un proyecto de vida y no se puede abandonar de primas a primera. Eso por lo que tú luchaste uno, dos años para formar una familia, tener tu novia y después al primer problema lo abandonas no es correcto. Todas las familias tenemos problemas y se superan”, reflexiona.

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