La piedra mágica de la Chinchintora es el nombre de la nueva obra literaria del reconocido escritor salvadoreño, quien en los últimos días ha desarrollado presentaciones en distintos escenarios y ante diversas audiencias.
Wilber Corpeño
Fotos: Alexander Morales
La Palabra Universitaria
Hasta uno de los salones de clase de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec) llegó el connotado escritor salvadoreño, Manlio Argueta, para presentar su más reciente producción literaria La piedra mágica de la Chinchintora.
La obra es una edición bilingüe, ilustrada por Male Cuellar, editado por Jorge Argueta y Holly Ayala, de Luna’s Press Books.
El responsable de presentar las credenciales del escritor fue el director de la escuela de antropología, Julio Martínez, quien fue el encargado de organizar la actividad junto con sus estudiantes de la cátedra de realidad nacional.
“He dicho muchas veces que el escritor y el novelista más grande vigente en el país es Manlio Argueta, lo digo sin ninguna duda y sin temor a equivocarme. Hoy con los estudiantes de realidad nacional tenemos el honor de tenerle acá y escucharle”, reflexiona el académico de la Utec.
Durante su presentación, el autor hizo referencia a los orígenes de su pasión literaria por atrapar la cosmovisión de los pobladores de la zona oriental del país: “Gracias a la memoria oral transmitida en mi núcleo familiar femenino, logré conocer ese mundo fantástico de apariciones y seres mitológicos, a los cuales represento en mis relatos”.
El libro, es ilustrado por Male Cuellar, editado por Jorge Argueta y Holly Ayala, de Luna’s Press Books radicados en San Francisco, California.
Ante la multitud de estudiantes ávidos de conocer la trayectoria del connotado escritor, Manlio volvió a su infancia cuando la mujer que le cuidó por años, Chela, le narraba algunos de los relatos fantásticos que habitaban sus recuerdos… “también me contaba de Cervantes», resaltó el literato de 89 años.
Algunos relatos urbanos cuentan que, en Santa Ana, la Chinchintora es conocida como zumbadora. Es una culebra que da golpes como un látigo que, según el cuento del escritor de la Generación Comprometida, se alimenta de “sincuyas, anonas, mangos y hojas de guineo”.
La leyenda salvadoreña asegura que esta especie de reptil guarda ese obsequio mágico, que solo adquieren aquellos que pueden vencerla a duelo. Si su contrincante gana la batalla sin ser golpeado por la serpiente, ésta le entrega una piedra azulada y muy brillante, con poderes mágicos, según se relata en el contenido del libro.