Entre flores, papel y memoria: la Universidad celebra la vida en su Primer Taller de Manualidades para el Día de Muertos

Melissa Campos
Investigadora UTEC
melissa.campo@utec.edu.sv

Desde 2018, cada noviembre, la Dirección de Investigaciones de la Universidad Tecnológica de El Salvador mantiene viva la tradición de conmemorar el Día de Muertos mediante la instalación de un altar. Esta práctica busca vincular a la comunidad universitaria en torno al recuerdo de quienes ya partieron y, al mismo tiempo, contribuir a la salvaguarda del patrimonio cultural mesoamericano.

Este año, la preparación del altar inició con la realización del Primer Taller de Manualidades en preparación al Día de Muertos, organizado en conjunto con la Unidad de Servicio Social, bajo la coordinación de la Licda. Beatriz Arias. En la actividad participaron estudiantes voluntarios de Servicio Social y del programa Ayudantes de Investigación de la Dirección de Investigaciones.
Esta iniciativa no solo tiene el propósito de elaborar los elementos decorativos que adornarán el altar institucional, sino también transmitir los saberes tradicionales que dan sentido a esta festividad.

Aprender haciendo: entre flores, papel picado y papel maché

El taller, desarrollado en un ambiente de colaboración y entusiasmo, tuvo como objetivo enseñar técnicas artesanales que forman parte del imaginario visual del Día de Muertos: la elaboración de flores de papel, el colorido papel picado y las figuras de papel maché que representan calaveras, animales y símbolos del tránsito al otro mundo.

A través de estas prácticas, los participantes exploraron el valor simbólico que cada elemento posee: las flores como guía luminosa en el camino de regreso de las almas; el papel picado como representación del viento y la fragilidad de la vida; y las figuras artesanales como recordatorios de la conexión entre lo humano, lo natural y lo espiritual.

El taller fue facilitado por las Licenciadas Paola Navarrete, Samanta Rivera y Melissa Campos, quienes guiaron la parte práctica de la actividad, orientando a los participantes sobre las técnicas y el significado cultural de cada creación. Entre música, risas, tijeras y papeles de colores, los asistentes reflexionaron sobre la dedicación que conlleva confeccionar los elementos que sirven para honrar la memoria de quienes nos precedieron.

La raíz mesoamericana del Día de Muertos

Antes de iniciar la parte práctica, el Lic. Saúl Campos presentó una valiosa introducción sobre los antecedentes culturales y patrimoniales del Día de Muertos, destacando sus raíces en la cosmovisión mesoamericana.

En esta tradición, la muerte no se concibe como un final, sino como una transformación y un retorno. Los antiguos pueblos de la región entendían el “otro mundo” como un territorio complementario al de los vivos, un espacio donde los muertos continúan participando en el ciclo de la existencia. Por ello, los rituales funerarios y las ofrendas no son actos de tristeza, sino manifestaciones de diálogo con el más allá, expresando gratitud, amor y reconocimiento a la continuidad de la vida.

Campos enfatizó que, en El Salvador, esta conmemoración mantiene resonancias propias que se entrelazan con la herencia mesoamericana: las visitas a los cementerios, la preparación de alimentos para compartir con los difuntos y la creencia en los compañeros espirituales —mascotas o animales simbólicos— que guían las almas en su travesía al otro lado. Estas figuras —perros, gatos, aves o mariposas— aparecen en numerosas narraciones orales del país y nos recuerdan que el vínculo con los muertos también implica respeto por la vida en todas sus formas.

Más que un altar

El Día de Muertos en la UTEC no se limita a una instalación artística: es, sobre todo, una experiencia educativa y comunitaria que busca articular la teoría antropológica con la acción participativa. Cada año, el altar se construye colectivamente, evocando a personas que han dejado huella en la historia de esta casa de estudios.

Este año, la novedad del taller de manualidades reafirma los procesos de enseñanza y aprendizaje desde la experiencia. Hacer con las manos se convierte en una forma de pensar y sentir el patrimonio: aprender de los materiales, de sus texturas, de la paciencia del proceso y del diálogo intergeneracional que implica transmitir una tradición. En ese sentido, la práctica artesanal no es un simple ejercicio estético, sino una forma de conocimiento que une cuerpo, mente y memoria.

Para la Licda. Beatriz Arias, la iniciativa representa una oportunidad para fortalecer el sentido comunitario del servicio social, motivando a los estudiantes a participar activamente en proyectos que promuevan la identidad cultural, universitaria y la solidaridad. La experiencia, además, refuerza el compromiso de la universidad con el enfoque de educación patrimonial y con la promoción de la cultura.

La vida continúa en la memoria

El altar del Día de Muertos se inaugurará el sábado 1 de noviembre, y estará decorado íntegramente con las creaciones elaboradas por los estudiantes UTEC. Entre flores, guirnaldas de colores y pequeñas figuras de papel maché, la comunidad universitaria celebrará la vida y la memoria compartida.

Como cada año, este acto nos recuerda que honrar a los muertos es también afirmar la vida. Es reconocer que los lazos que nos unen —con nuestras familias, con la naturaleza, con la historia— permanecen vivos mientras los evocamos colectivamente.

En palabras de una de las estudiantes participantes: “Es bonito pensar que, mientras hacemos estas flores, no solo estamos decorando un altar, sino recordando a las personas y animales que amamos”.

Así, entre colores, aromas, sabores y significados, la UTEC renueva una tradición que trasciende el tiempo: una lección sobre la continuidad de la vida y una oportunidad para comprender que recordar también es una forma de crear futuro.

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