Es un espacio único donde las familias salvadoreñas pueden recorrer la naturaleza y la historia.
Fernando González y Alisson Castro
La Palabra Universitaria
Ubicado en el corazón de un cráter volcánico, el Jardín Botánico La Laguna se presenta como un oasis verde, un lugar donde el bullicio de la ciudad queda atrás para dar paso a la serenidad y la belleza natural.
Al ingresar a este hermoso parque, los sentidos se despiertan con los colores vibrantes y los aromas frescos que emergen de sus rincones más escondidos. Desde los primeros pasos, el jardín invita a los visitantes a sumergirse en un viaje de descubrimiento. La luz del sol ilumina los senderos, mientras el canto de los pájaros acompaña el paseo. El aire fresco convierte este espacio en un refugio ideal para los amantes de la naturaleza.
El Jardín Botánico está ubicado en el Plan de La Laguna, en Antiguo Cuscatlán, departamento de La Libertad. Está dividido en 32 áreas, donde se encuentran numerosas especies de plantas y una variedad de animales. Es un destino perfecto para las familias que desean respirar aire puro y reconectar con la naturaleza. Uno de los principales objetivos del parque es educar a los visitantes, especialmente a los niños, sobre la importancia de la flora y la fauna de El Salvador.
Dentro del parque se pueden realizar diversas actividades, como celebraciones de cumpleaños, bodas y bautizos. Además, cuenta con un salón para seminarios y reuniones. A los visitantes que llegan por primera vez se les ofrece un recorrido guiado, donde se les explica las actividades disponibles y se les brinda información sobre la flora y fauna del lugar. El enfoque del Jardín Botánico La Laguna es ofrecer la mejor experiencia a sus visitantes, asegurando que disfruten plenamente de sus instalaciones y del contacto con la naturaleza.
Conociendo la historia
El Jardín Botánico La Laguna está ubicado en lo que fue un cráter volcánico hace más de 2,200 años. Con el tiempo, el cráter se llenó de agua, formando una laguna que se secó tras el terremoto de 1873. Posteriormente, el área fue utilizada para el cultivo de caña de azúcar y el desarrollo de una industria lechera. La familia Deininger construyó su hogar en el lugar y comenzó a recolectar plantas de distintas regiones, lo que motivó la creación de un jardín botánico.
En 1976, se constituyó legalmente la Asociación Jardín Botánico La Laguna como una entidad privada, apolítica y sin fines de lucro, dedicada a la conservación y administración del jardín. El parque fue abierto al público el 22 de diciembre de 1978, y sus estatutos fueron actualizados en 2003.
El espacio se divide en 32 zonas clasificadas según familia botánica, región geográfica y uso. Entre estas se destacan el huerto casero, la zona de musáceas, cubresuelos, el bosque de zona media y las plantas industriales, entre otras. Actualmente, alberga más de 3,500 especies de plantas nacionales y extranjeras, así como una variada fauna que incluye aves, venados cola blanca, cotuzas, mapaches, tortugas y peces.
Lo que significa trabajar en el parque
Darío Munguía, un hombre de 38 años, ha trabajado en el parque durante 16 años. Desde entonces, se siente muy feliz y orgulloso de formar parte de este lugar. Expresa lo mucho que significa para él laborar en el Jardín Botánico, un espacio que aprecia profundamente y en el que ha adquirido nuevos conocimientos. Para él, es un placer brindar información sobre la naturaleza a los visitantes, compartir momentos gratificantes con ellos y con sus compañeros, y enseñar la importancia del cuidado de la flora y la fauna en el país. Además, destaca lo enriquecedor que es aprender sobre el medio ambiente y ser más conscientes del mundo que nos rodea.
Darío comenta que, a lo largo de los años, la afluencia de visitantes en el parque ha mejorado significativamente. “Con 16 años de estar trabajando acá, le comento a mis compañeros, que era muy solo y nadie nos visitaba, pero el jardín ha buscado evolucionarse y ahora por la seguridad que ha mejorado en el país han aumentado las visitas, donde vienen turistas locales y extranjeros e incluso gracias a las redes sociales y que nos visitan los youtubers e influencers, la influencia de personas ha aumentado y esto nos ayudan a la promoción del parque”, expresó.
Dos décadas de historias y ventas
En las afueras del Jardín Botánico La Laguna, se encuentra Javier Romero, un vendedor ambulante que ha trabajado en la zona durante aproximadamente 20 años. Su oferta incluye mango enrollado, jícama, palomitas, gomitas, minutas de diferentes sabores, dulces mexicanos y artesanales, así como juguetes para niños, entre otros productos.
Javier cuenta que su experiencia con los turistas ha sido muy gratificante desde que inició su negocio. Con el crecimiento del parque y el aumento de visitantes, ha logrado mejorar sus ventas, especialmente gracias a la llegada de turistas locales, extranjeros y grupos de excursiones organizadas por diversas instituciones.
“Mi desafío más presente es poder comunicarme con los turistas extranjeros, ya que me cuesta entenderles al momento que ellos me visitan para comprar”, expresó Javier. Destaca que la afluencia de visitantes ha aumentado considerablemente en los últimos años, en gran parte debido a la mejora en la seguridad del país, pues anteriormente eran pocas las personas que visitaban el parque.
Comenta que los turistas que visitan en algunas ocasiones señalan cómo el parque es un tesoro en medio de tantas fábricas, que no se imaginan que un lugar tan único se encuentre escondido.
El Jardín Botánico La Laguna es un destino recreativo ideal para niños, adolescentes y adultos, un lugar donde las familias y amigos pueden disfrutar de la naturaleza. El parque abre al público de martes a domingo, de 9:00 a. m. a 5:00 p. m. La entrada tiene un costo de $1.25 para adultos y $0.75 para niños. Además, ofrece descuentos para estudiantes, desde nivel parvulario hasta bachillerato, y la posibilidad de solicitar un guía gratuito para grupos escolares.