Durante la amena charla, que fue moderada por el director de cultura, Ramón Rivas, el connotado arqueólogo hizo algunas revelaciones sobre sus trabajos de investigación realizados en torno a Las Marías.
Wilber Corpeño
Fotos: Alexander Morales
La Palabra Universitaria
Una interesante ponencia ha albergado recientemente el acogedor auditorio del Museo Universitario de Antropología (MUA) de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec), misma que ha contado con la participación del arqueólogo Paul Amaroli, de la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (FUNDAR).
Las Marías, la ciudad perdida de la arqueología salvadoreña es el tema de la conversación que fue moderada por el director de cultura, al antropólogo Ramón Rivas, quien destaca de buena manera el trabajo que durante muchos años ha encabezado Amaroli.
Esta, dice Rivas, es una conferencia de singular importancia ya que el ponente se remontó a la historia prehispánica, escudriñando el pasado cultural de ese sitio arqueológico y enfocó, además, el presente, dando a conocer el estado actual de ese importante espacio cultural, ahora en estado de abandono.
De acuerdo con el investigador, se trata de un sitio arqueológico que data del período posclásico temprano (900 al 1200 después de Cristo). “Este sitio arqueológico pertenece a la misma fase del sitio arqueológico Cihuatán, ambos pertenecientes a la fase Guazapa, es decir, culturalmente similares”, explica.
En su recorrido histórico, Amaroli hizo referencia a las primeras menciones del lugar compartiendo importantes detalles, la compra por parte del Estado del lugar y las excavaciones e investigaciones realizadas in situ.
“Para nosotros ha sido una experiencia interesante caminar en Las Marías, hace 20 años cuando se encontraba grandes fragmentos incensarios sobre los pisos erosionados de las pirámides; en ese tiempo, todavía se encontraba en un estado bastante virgen, está menos ahora y, ojalá que, a futuro, se concretice su conversión a un parque arqueológico.
Amaroli explica que se habla de una ciudad perdida en uno de los países más pequeños del hemisferio, a partir de las características que se han podido juntar en la misma, las cuales pueden describirse a partir de elementos como el tamaño y la población, la nucleación de estructuras, arquitectura compleja, divisiones sociales y funcionales.
“Hay diferentes definiciones de una ciudad. Uno siente y percibe una ciudad frente a un pueblo o una aldea; pero creo que todos concuerdan que una ciudad será grande en tamaño con una gran población; también será un lugar donde hay nucleación de estructuras, es decir, en vez de estar esparcidas, van a estar juntitas. Eso es algo que esperamos ver en una ciudad, muchas estructuras juntitas”, recalca.
Al mismo tiempo agrega que también se espera ver arquitectura que sale de lo normal, es decir, no se ve una casa común y corriente repetida mil veces, sino variedades de estructuras, incluyendo templos, palacios, calzadas o caminos, terrazas enormes, el uso de materiales especiales, no solamente el uso de madera y paja de techo, sino arquitectura diferente, entre otros aspectos que resalta.
Dice que hay varios casos en que modestas estructuras que nadie había notado antes se llaman ciudades perdidas; en ese sentido, en El Salvador uno de los lugares calificados como ciudades perdidas es Las Marías, el mayor sitio arqueológico registrado con unas 550 manzanas de tierra.
Apunta que Chalchuapa es la comunidad más longeva demostrada en Mesoamérica, con 4 mil años de ocupación humana, sino es que más, describe.