Fidelina López: una arquitecta enfocada en romper estereotipos

La joven universitaria, que forja su carrera en las aulas de la Utec, combina su pasión en el rubro de la arquitectura entre libros, cuadernos y andamios, porque está convencida que, en esa profesión, la mejor manera de ser el o la mejor, es ejerciéndolo.

Alejandra Ayala-Andrea García-Josué Renderos
Estudiantes de comunicaciones
La Palabra Universitaria

Para muchas mujeres que son parte de sociedades en las que el desarrollo está a penas en proceso de germinación, aventurarse por formarse en carreras STEM, más allá de ser un reto, significa animarse y enfrentar de lleno diversos estereotipos; ese, justamente, es el caso de María Fidelina Hernández López, que combina sus estudios de arquitectura en la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec) con andamios y construcciones que se proyectan como obras futuristas en el país.

Entre risas, la joven universitaria cuenta que dedicarse a profesiones como la arquitectura, es algo que trae muchas experiencias bonitas, por el aprendizaje que se va cultivando con el pasar del tiempo, pero también, es un oficio que trae consigo una infinidad de dificultades, especialmente porque por el simple hecho de ser mujer, la apertura a las oportunidades de desempeñarse como tal es bastante limitada.

Su mayor obstáculo hasta el momento dice, está en la mentalidad, pues se trata de impulsar iniciativas para “tus propios proyectos y tener pasión por lo que haces sin importar el obstáculo que tengas que enfrentar”, indica la estudiante de cuarto año de arquitectura.

“Por el momento trabajamos en diferentes proyectos, como en Ciudad Marsella y estamos en proceso también para la plaza presidente”, destaca López, en relación a los proyectos en los que de momento está involucrada, como responsable de trazar las medidas y brindar las cotizaciones que el cliente solicita para los diferentes proyectos que se desarrollan.

La futura profesional de arquitectura asegura que la ruta hacia el logro de sus objetivos es una tanto sacrificada, pues como ha dicho antes, la mejor manera de ser un buen o buena arquitecta es ejerciéndolo en la práctica; en ese sentido, su día inicia a las cuatro de la mañana para alistarse y emprender su viaje hacia el proyecto que está en desarrollo.

“Mientras voy en camino, desde mi teléfono me conecto a las primeras clases de la jornada, escuchar a mis profesores y tomar mis apuntes; lo importante es combinar mis estudios con la profesión”, dice la joven universitaria.

La arquitecta dice que su principal fuente de inspiración siempre ha sido su misma familia, quienes han estado apoyándola en todo momento de su vida, y le han ayudado a salir adelante y convertirse en la mujer luchadora que es hasta hoy en día, gracias a los valores y principios inculcados desde pequeña.

Puntualiza que el camino que le ha tocado transcurrir desde muy pequeña no ha sido nada fácil, ha tenido muchas limitantes, pero esto no ha sido motivo para tirar la toalla y rendirse sino todo lo contrario, la han impulsado a seguir adelante sin importar los obstáculos adversos de la vida.

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