La obra literaria del comunicador salvadoreño consta de 30 historias reales, mediante las que pone en perspectiva la fe, actitud ante la adversidad y la denuncia de temas actuales.
Wilber Corpeño
Fotos: Hugo Henríquez
La Palabra Universitaria
Conmovedora, inspiradora y reflexiva resultó la historia que el periodista, Julio Rodríguez, contó sobre su vida ante un grupo de estudiantes de comunicaciones de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec), en el contexto de la presentación de libro denominado Sin manos a la obra, con la que se estrena como escritor.
La historia del comunicador es una clara evidencia de la obra que Dios ha hecho sobre él, sobre su vida y sobre su familia, pues la vida le ha puesto innumerables y complicadas pruebas, misma que Rodríguez dice muy convencido, ha sabido sobrellevar bajo el manto protector del creador.
Seguramente para Julio, contar la historia sobre su vida sea la más complicada de todas por los momentos difíciles y pruebas que ha tenido que superar, pero que al mismo tiempo resulta interesante por el componente inspirador que tiene ante sus interlocutores.
“Yo mismo soy una historia de resiliencia, de trabajo para salir adelante”, dijo el comunicador con la voz entre cortada mientras brindaba una entrevista a los medios informativos.
De acuerdo al autor el nombre de este texto también hace honor a la primera columna de opinión que el periodista publicó en La Prensa Gráfica en 2015, en la que cuenta la historia de una mujer llamada Mercedes, que sufrió maltrato.
“Fue vapuleada por siete chicos, cuatro de ellos habían comido en su casa cuando eran pequeños y la dejaron medio muerta. Es una historia de resiliencia. Mercedes pasa toda la crisis, entre siete a 10 meses depresiva, con ganas de suicidarse, pero termina saliendo adelante. Ahora es una mujer con poco más de 50 años que sigue trabajando como negociante”, contó el escritor.
Rodríguez asegura que el principal objetivo con esta obra literaria es poner al ser humano en el centro de todo y promover un periodismo social investigativo, dando vos a la persona común que casi siempre pasa desapercibida.
Puntualizó que en los tiempos actuales los comunicadores se están perdiendo en la tecnología, pero especialmente los periodistas están perdiendo el sentido humano, esa habilidad de buscar en las personas lo mejor que pueden tener. “No es posible que en nuestro país la agenda periodística diaria este enfocada en la muerte”, reflexionó el escritor.
Todas las historias que Rodríguez resalta en su libro están enfocadas en proyectar a personas con fe y creyentes, mostrando que con una buena conducta se puede cambiar la realidad y mejorar al país.