El análisis del periodista, escritor y gestor cultural de origen venezolano se compartió con la comunidad Utec mediante un conversatorio desarrollado por el MUA, como parte de su ciclo de conferencias 2022.
Victoria Guerra
La Palabra Universitaria
El director del Museo de la Palabra y la Imagen, Carlos Consalvi, conocido en tiempos de guerra como “Santiago”, fue el invitado especial a una de las jornadas del ciclo de conferencias que organiza la cátedra de realidad nacional y el Museo Universitario de Antropología (MUA) de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec).
Rescate del patrimonio intangible en El Salvador es el tema del conversatorio que compartió con la comunidad universitaria el escritor, periodista, productor de radio y gestor cultural, de origen venezolano, quien hizo un análisis sobre los sucesos ocurridos en 1932.
Desde la perspectiva reflexiva de Santiago, el acercamiento a la comprensión del fenómeno social tiene su punto de partida en 1932, con el levantamiento indígena y campesino que desencadenó en un comportamiento represivo por parte de los responsables de dirigir el gobierno en la época.
“Este es un tema que desde los diferentes polos ideológicos ha sido tergiversado y quizá hasta manipulado, el dictador Hernández Martínez trató de construir una historia oficial en relación al tema, el partido comunista del mismo modo. Otros historiadores lo han abordado desde diferentes ópticas”, explica.
Agrega que, desde la experiencia del MUPI, el abordaje del tema se remonta al tiempo en que finalizó el conflicto armado en 1992, y se ha tratado de acercarse a la comprensión de las raíces, las causas de este levantamiento que en su momento fue el más grande de América Latina.
El escritor reconoce que en los primeros intentos por acercarse a la población para que les hablase de las causas y contexto que llevo a ese levantamiento, encontraron silencio, temor, un trauma colectivo que impedía que las personas les hablarán extensamente sobre el tema.
“Al principio realmente fracasamos porque encontramos silencio, en algunas mujeres, ancianas que nos acercábamos, incluso hasta llanto al recordar la muerte de sus esposos o hijos; y no es para menos, pues como saben, durante tres meses las fuerzas expedicionarias del general Martínez originaron miles de fusilados.
Después de ese fracaso, a los dos o tres años retomaron ese esfuerzo y, de acuerdo al comunicador, lo hicieron conviviendo por mucho tiempo con las diversas comunidades de la zona occidental, a tal punto que lograron ganarse la confianza plena en la gente para que pudieran contar sus experiencias.
“Yo creo que algo clave para que los investigadores pudiéramos romper ese muro de silencio fue el tejido de alianzas con ancianos que tenían algún liderazgo, pero también con aquellos liderazgos emergentes, jóvenes que nos acompañaban a las diferentes expediciones a las comunidades”, dice.
Todo ello les permitió acercarse a la comprensión de 1932, primero, a través de la memoria oral de ancianos y ancianas, por lo que alrededor de un centenar fueron entrevistados en un lapso de tres años, mismas que fueron registradas en vídeo para dejar un testimonio audiovisual; esfuerzo que se ha materializado, dice, en el documental “1932, cicatriz de la memoria”.
“En segundo lugar, los archivos documentales en El Salvador eran limitados, por lo que debimos realizar una extensa en diferentes fuentes, como en los archivos del congreso de los Estados Unidos; en Inglaterra se encontró otro archivo fotográfico importante y, una tercera fuente fue un archivo etnográfico que logramos traer de Suecia, elaborado por un experto que desarrolló sus trabajos en Nahuizalco a finales del siglo 19”, apunta.
Puntualiza que ese archivo etnográfico les resultó de mucha utilidad para comprender aspectos como las condiciones de vida de las comunidades en 1932.