Julio Martínez: se siente uno abrazado, querido, los muchachos y muchachas dan vida

El maestro Martínez tiene una amplia formación en las áreas de las ciencias sociales y una experiencia muy amplia impartiendo clases, especialmente en las aulas de la Utec, que es uno de los espacios donde se ha consagrado como lo que es, un amigo más para los estudiantes que han pasado por sus clases.

Texto y fotos: Wilber Corpeño
La Palabra Universitaria  

La docencia es una función muy difícil de realizar, especialmente porque se requiere o se tiene que cumplir con varias características que son propias de un profesional que decide desempeñarse en esta función, por lo que es necesario ser comprometido, estudioso, responsable, ético y, en general, ser una persona integral.

Esas y muchas otras peculiaridades son elementos de gran importancia para lograr el gran objetivo que se enmarca en contribuir a la formación de los estudiantes, esos que día con día llegan a las aulas de clase a forjar su futuro.

Pero, en la función docente hay ciertas características que marcan, hacen la diferencia y definen a cada persona que se dedica a esta tarea, mismas que pueden ser su forma de impartir la clase, su forma de hablar, su forma de vestir, su forma de ser, la cercanía y empatía con los estudiantes, entre otros factores que permiten que cada profesional tenga sus particularidades bien definidas.

Precisamente esas y muchas otras características son las que, en los últimos 38 años, hoy por hoy, definen al profesor Julio Martínez, uno de los tantos docentes con los que cuenta la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec), quién al igual que muchos, cuenta con muy buena aceptación por parte de los estudiantes que han tenido la oportunidad de ser parte de su auditorio en los salones de clases.

El profesor que, en la Utec se desempeña como director de la escuela de antropología, apunta que el profesional que se dedica a esta tarea tiene por delante una enorme responsabilidad, principalmente porque es necesario estar en constante formación académica y de conocimientos para poder ser compartidos de la mejor manera en los salones de clase.

“El trabajo de la docencia implica que uno ha adquirido algunos conocimientos, no tanto como uno quisiera, y seguro que no tantos como los demás piensan que los profesores universitarios tienen, pero uno adquiere conocimientos y en esa medida que los va adquiriendo no se lo guarda, no los tiene para sí, sino que los comparte con los estudiantes, de tal manera que estos van aprendiendo”, agregó Martínez, quien cuenta entre otros muchos estudios, con una licenciatura en trabajo social.

Dijo que lo más importante que un profesor puede hacer es encontrar, no tanto los saberes por sí mismo, sino los procedimientos para llegar a obtener los saberes y ese debería ser la clave principal para un trabajo educativo, que el estudiante aprenda el procedimiento para lograr obtener los saberes.

“En ese sentido, la docencia es despojarse y compartir”, reflexionó el docente, quien en la actualidad desarrolla sus estudios de doctorado con una universidad española.

Julio Martínez, quien después de más de 35 años ejerciendo la docencia se ha convertido en todo un personaje entre los estudiantes que han pasado por sus clases, esos que le aprecian y le admiran por su versatilidad y especial forma de ser en el salón de clase.

Cada día se le ve llegando a la escuela de antropología en motocicleta, saluda a quien pasa frente a él con su pronunciado tono de voz, un humor evidentemente intelectual y un estilo muy desenfadado son algunos aspectos que caracterizan al director de la escuela de antropología, quien a pulso se ha ganado el respeto, cariño y admiración, no solo de sus estudiantes, sino además de sus colegas.

Comenta que inició desempeñándose como docente más por necesidad que por convicción y vocación, pues arrancó en ese trabajo en tiempos en los que era un estudiante de biología en la universidad estatal, pero a esas alturas de la vida ya tenía responsabilidades, estaba casado y con su primer hijo.

“En 1980 tenía un amigo que tenía un colegio en la colonia Centroamérica, me pidió que me hiciera cargo de las clases de literatura y de idioma inglés, por lo que acepté el cargo de profesor de literatura, una cosa que me gustaba mucho el tema de las letras, la lectura, los cuentos, la poesía, la novela era parte de mis aficiones y además el idioma inglés, ya que en ese entonces medio hablaba inglés. Era un asunto de enseñar a estudiantes de bachillerato, así que terminé en 1980 y 1981 convirtiéndome en profesor de estudiantes de bachillerato para esas dos áreas”, recordó.

El ahora director de la escuela de antropología de la facultad de ciencias sociales, llegó a la Utec después de haber culminado sus estudios de trabajo social en 1989 e inició su trayectoria en las aulas de la referida casa de estudios universitarios, impartiendo asignaturas como Métodos y técnicas de investigación social y una que se llama Organismos regionales e internacionales.

“A partir de eso desarrollé un gusto por hacer trabajo educativo, por desarrollar procesos de formación con los estudiantes, que además vincularán su experiencia con el aprendizaje y me empiezo a apasionar por la educación, tanto que ya son 29 años sirviendo clases en esta universidad”, agregó Martínez quien además cuenta con una maestría en educación.

Martínez apunta que la labor docente es cambiante, así como lo es el perfil del estudiante que está egresando de la educación media, por lo que es ahí donde radica el verdadero reto del profesor universitario, que se tiene que adaptar o tiene que acomodar sus estrategias andragógicas para poder adecuar al estudiante que ingresa a la universidad con niveles de rendimiento académico muy por debajo de lo que se espera que se den en el nivel de formación universitario.

Julio Martínez es sin duda un docente cercano a sus estudiantes. “Se siente uno abrazado, querido. Los muchachos y muchachas dan vida, uno se sonríe de verse con tanto afecto. Gracias jóvenes”, dijo en una publicación en sus redes sociales, palabras que acompañó con una fotografía de su grupo de clase.

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2 thoughts on “Julio Martínez: se siente uno abrazado, querido, los muchachos y muchachas dan vida

  1. Felicitaciones a este gran docente y por supuesto a todos los que comparten su conocimiento y experiencia de vida en cada estudiante. Su labor hace posible que más jóvenes se acerquen a sus objetivos personales y profesionales con una mejor calidad académica y moral.

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