El referido profesor ha desempeñado la docencia por más de tres décadas, tiempo que le ha permitido volverse un referente para sus alumnos en la asignatura de lenguaje y literatura.
Jackeline Elizabeth Mejía
La Palabra Universitaria
A lo largo de la vida formativa del ser humano hay docentes que quedan grabados en la memoria por siempre, ya sea por su metodología de enseñanza, por su forma de ser, por su estilo al hablar o por cualquier otra característica que rompe con las reglas de la normalidad de cualquier profesor.
Esos, precisamente, son los profesores que se toman ese comprometido arte de enseñar como una tarea casi que religiosa y, en la gran mayoría de casos, coinciden con que enseñar forma parte de un proceso de trasmisión de conocimientos con el cual se ayuda a otros a entender determinados temas y permite desafiar a los educandos a que busquen a toda costa sus ideales.
Así lo considera Eladio Herrera, un experimentado profesor de educación básica, quien apunta que la principal función de todo profesional de la docencia debería enfocarse en formar personas de bien, llenas de conocimiento y con valores.
Enfatiza que hacer conciencia a los jóvenes, que tienen que estudiar para enfrentar la vida, forma parte de los ejercicios que cada docente debe poner en práctica a la hora de impartir conocimiento, ya que es importante desarrollar la inteligencia emocional.
Dice que descubrió la vocación hace más de 30 años, cuando ayudaba a sus hermanos con las tareas escolares, por lo que, entre risas, recuerda que sus hermanos decían entenderle más a él que a sus propios profesores; ese fue precisamente el punto de partida para enamorarse de ese bello arte de enseñar.
Por otra parte, recuerda que la mayor dificultad a la que se enfrentó en su etapa de estudiante fue la falta de recursos económicos, porque no recibió apoyo, por tal motivo trabajaba durante el día y estudiaba por la noche, “casi todos los días hasta las dos de la madrugada”, recuerda con evidente nostalgia.
“Volver a ver a exalumnos que son profesionales y que se desarrollan en diferentes áreas me llena de orgullo y satisfacción”, afirma el profesor con especialidad en lenguaje y literatura, quien imparte clases en el centro escolar Doctor Eduardo Enrique Barrientos, ubicado en San Julián, Sonsonate.
Su dinamismo, alegría y dedicación ha permitido que su imagen de maestro se grabé en los corazones de los alumnos que formaron y que siguen formando parte de su diario vivir, quienes a pesar de las dificultades de aprendizaje, cada uno logra llevar una semillita del saber.
Son muchas las anécdotas que Eladio recuerda; sin embargo, con una sonrisa nostálgica relata que siempre le ha gustado el fútbol y en el 2013, mientras sus alumnos hacían equipos, se integró en uno de ellos para acompañarlos en el partido, lastimosamente una mala jugada le fracturó el pie y estuvo incapacitado por varios días, ya que no podía caminar.
El profesor, amante de las letras, ha participado en numerables concursos de oratoria y poesía, en los que ha obtenido reconocimientos por su destacada habilidad, además ha recibido cursos, talleres y capacitaciones que le han permitido desarrollar de forma especializada su talento en la enseñanza.
Herrera dice que un profesor debe ser empático y comprensible con sus alumnos, así mismo mostrar paciencia, solidaridad y responsabilidad, ya que cada alumno es diferente y, en ese sentido, el proceso de aprendizaje y retención de conocimiento varía según las habilidades y talentos de cada uno.
“Me siento feliz de haber venido a esta vida a servir a los demás y no a ser servido”, afirma con mucha satisfacción. Además, recomienda a los estudiantes que aprovechen las oportunidades y nunca se den por vencidos.
¡Excelente! La labor de un docente es primordial en la sociedad.
Me llena de emoción leer mi diario redactado por mi ex alumna Jacqueline Mejía, un ejemplo de estudiante que las nuevas generaciones deben tomar.